lunes, 7 de marzo de 2011

Fajarse los pantalones


Luis Armando Mendoza Leciano

La semana pasada el Presidente Felipe Calderón sostuvo un encuentro con su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama.
Podría pensarse que se trató de una reunión en la que Calderón aceptaría las posiciones expuestas por el Presidente del país más poderoso del planeta. Pero no fue así.
Calderón se fajó los pantalones y rechazó sin miramientos la sugerencia del presidente estadounidense de que los agentes antidrogas norteamericanos en nuestro país pudieran portar armas.
Incluso, Calderón externó al presidente de los Estados Unidos su decisión de no trabajar más con el embajador norteamericano en nuestro país, Carlos Pascual.
El Presidente dijo sin tapujos que ya no confiaba en el embajador de EU, luego de las filtraciones de Wikileaks sobre los reportes en los que Pascual expresa una visión equivocada de México.
Que el Gobierno de EU haya expresado que no tiene ninguna intención de cambiar a su embajador en México es otra cosa.
La historia señala que, antes, los presidentes mexicanos iban prácticamente de rodillas y dispuestos a aceptar todos los planteamientos del inquilino de la Casa Blanca.
Es decir que nunca, que se haya sabido, un Presidente mexicano había tenido el valor de fijar una postura firme como lo hizo Calderón ante Obama.
La prensa de Estados Unidos destacó un día después del encuentro la actitud del Presidente de México, e incluso la candidata a la Vicepresidencia de ese país, Sara Palin, acusó a Barack Obama de “agachar la cabeza” frente a Calderón.
Por eso, quiérase o no, la posición asumida por Calderón tiene que ser reconocida en México en su justa dimensión.

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