miércoles, 7 de septiembre de 2011

Pegarle a Moreira es pegarle a Peña Nieto


Luis Armando Mendoza Leciano

La embestida contra el dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira Valdez, por la millonaria deuda que dejó en Coahuila durante su administración como gobernador tiene más un efecto mediático que cualquier otro, cuyo único objetivo es desbarrancar la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto, quien desde hace ya varios meses se convirtió en el “coco” del Presidente Calderón y los panistas.
Conscientes de que no podrán derrotar a Peña Nieto en las urnas, desde Los Pinos pretenden ahora socavarlo atacando a sus alfiles con una campaña sucia como la que se utilizó contra Andrés Manuel López Obrador en 2006.
Pero el argumento de la deuda del Gobierno de Coahuila sólo es una “cortina de humo” para distraer de asuntos más delicados para el país, como la frustrada guerra contra el narcotráfico y sus daños colaterales, entre los que se suman ya más de 50 mil muertos.
Si bien el monto de la deuda es escandaloso, nadie ha reparado en que la situación de Coahuila después de Humberto Moreira ha cambiado sustancialmente, al grado de que por lo menos en los últimos dos años de su gestión, cuando se supone que un gobernante va de salida y por ende en picada, el ahora dirigente nacional del PRI era calificado como el mejor gobernador del país y su entidad ocupaba el primer lugar en varios indicadores sociales importantes, como salud y educación, sólo por citar dos.
Contratar deuda para promover y financiar el desarrollo es políticamente aceptable, así que la deuda de Coahuila, aunque escandalosa, tiene justificación en la mejoría de los niveles de vida de sus habitantes.
Lo cuestionable sería que se hubiera contratado deuda y la entidad permanezca en el estancamiento, como ocurre en muchos otros estados del país.

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